¿Qué quieren las imágenes? (El preámbulo de una obra trascendental)
Reseña crítica de Mitchell, W. J. T. ¿Qué quieren las imágenes? Una crítica de la cultura visual, traducido por Isabel Mellén. Buenos Aires: Sans Soleil, 2017.
Por Christopher M. Delgado
Cuando W. J. T. Mitchell (William John Thomas Mitchell) publicaba Iconology: image, text, ideology (1986), se posicionaba como una de las mentes más audaces en los estudios de la imagen en el continente americano.
Pareciera una suerte de paradoja que tras haberse formado en lengua y literatura, se convirtiera en el protagonista de los estudios visuales en Norteamérica. Su etapa doctoral en la Johns Hopkins University (1968), sería la puerta de acceso a una formación interdisciplinar marcada por el estructuralismo, el postestructuralismo y la teoría crítica; llevando las ideas del lenguaje y del discurso al mundo de la representación con teorías que le influyeron de manera directa como Derrida, Barthes y Foucault.
Así pues, el nombre de Mitchell, se convertiría en el sinónimo de “The word of the gaze” (palabra de la mirada. Siguiendo el mismo trayecto que Northrop Frye en su Anatomy of Criticism: Four Essays (1971) o que Harold Bloom en su How to Read and Why (2000), Mitchell encontraría en la filología interpretativa un modelo idóneo para la “lectura” de las imágenes, reflexionando en los aportes teóricos de Erich Auerbach y Leo Spitzer cuya filología interpretativa sirvió de modelo temprano para su concepción de la lectura de imágenes.
Mitchell pasó de una “lectura” de aquello que sucede ante la mirada, intersección entre imagen y lenguaje, a una reflexión teórica sobre las representaciones de la comunicación verba y visual en Picture Theory: Essays on Verbal and Visual Representation (1994). Sin embargo, el gran cambio de paradigma en los estudios de la imágen en Norteamérica fue gracias a los dinosaurios, pues en su estudio The Last Dinosaur Book: The Life and Times of a Cultural Icon (1998), Mitchell condensa el funcionamiento de la imagen-símbolo (ícono), revelando cómo la sociedad moderna piensa sobre el tiempo, la extinción, la tecnología, la infancia y el poder humano sobre la naturaleza a partir de la imagen de estos reptiles.
Este panorama intelectual permite comprender cómo llega el autor a sus reflexiones críticas sobre la imagen, tema que nos ocupa en la presente reseña. Así, What Do Pictures Want? The Lives and Loves of Images (2005) se concibe y consolida como una obra fundamental para entender la teoría contemporánea de la imagen. En ella, Mitchell introduce un cambio de enfoque: propone pasar de considerar las imágenes como simples signos a entenderlas como actores sociales, dotados de deseos y efectos propios. De este modo, plantea una idea tan provocadora como fecunda: las imágenes no son objetos pasivos que los seres humanos observan o interpretan, sino entidades con agencia, capaces de “querer” cosas, de afectar y de movilizar emociones, deseos y temores.
What Do Pictures Want? parte de la premisa de que la cultura contemporánea está saturada de imágenes (desde el arte hasta los medios digitales) y que comprender su poder exige ir más allá del análisis semiológico tradicional o de la historia del arte de corte formalista. Su pregunta central, ¿qué quieren las imágenes?, no busca una respuesta literal, sino que funciona como una provocación intelectual que invita a explorar las relaciones entre las imágenes y los procesos de su producción, circulación y consumo.
En lugar de preguntarse qué significan las imágenes o cómo las interpretamos, el autor se interesa por su funcionamiento dentro del mundo social: cómo conmueven, manipulan, consuelan o sublevan. A través de la combinación de la teoría crítica, los estudios visuales, el psicoanálisis y la antropología, nos conduce por diversos fenómenos visuales (como el retrato, la fotografía de guerra, los íconos religiosos o las imágenes mediáticas del 11 de septiembre). Concibe las imágenes como seres “vivos” en un sentido metafórico, capaces de suscitar afectos y establecer vínculos simbólicos, a lo que denomina “la vida de las imágenes”.
Su estilo, aunque académico, es accesible y lleno de ejemplos que invitan a reflexionar sobre la potencia visual en la cultura global, instándonos a reconocer que las imágenes participan activamente en la construcción de realidades políticas, estéticas y emocionales.